Carta de Amor
¿Debo llamarte mi cielo, amor, mi vida…?
Quizá no soy la indicada o la persona que tú esperas que a ti,
solo a ti, te escriba y te cuente todos los idiotas sentimientos que pasan por
mi cabeza cuando te veo, te pienso, te imagino, te vigilo, te admiro…
Jamás me lo pregunté ¿Por qué tú? ¿Por qué a mí? ¿Por qué he
de sentir esto si la verdad ni de saber tus actitudes y pensamientos gozo? Mis ojos
al percatarse de tu aparente lindo rostro, no se preocuparon por conocer las
respuestas a aquellas preguntas.
Solo me queda decirte que me gustas; aunque no sé si estoy
apta para decirte eso. Hablar contigo es lo que me gustaría hacer; oírte hablarme
complacería no solo uno de mis cinco sentidos. Sentir tus manos deseo; apreciar
ese roce con las mías y examinar la suavidad de tu piel. Te quiero; me
encantaría que algún día esas palabras me fueran dedicadas de ti con plena
sinceridad.
No te asustes. Te dije que eran idiotas sentimientos. No
elegí mucho menos que fueran hacía a ti.
Con todo mi hipotálamo…
La boba Jocelyn.
Pues yo que digo prácticamente eso era lo de menos en la
historia. Los sentimientos no podían expresarse e incluso “no podían sentirse”.
Era un tipo de construcción de un futuro
bueno y seguro y no solo para aquella persona, sino para todos los involucrados
con ella. Era simplemente buscando riquezas, beneficios, poder… utilizando a
sus primogénitos.
Yo pienso que esas personas pues más tarde que temprano,
aprendían a querer a su no bien correspondida pareja, solo por conveniencia.
Luego el amor hacia un familiar… Lo quieres. Sientes la
necesidad de amarlo porque es de tu misma sangre. Como hacia a una madre. Te
cuidó, te dio muestras de su afecto… es un cariño diferente pero verdadero.
Es la necesidad no querer estar solo en el mundo y a través del
tiempo. Placentero en un instante pero al otro todo puede terminarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario