ABELARDO Y ELOISA CARTA
Hace algún tiempo que la
casualidad me trajo una carta que a un amigo tuyo encaminabas. Luego que conocí
la letra la abrí, disculpando mi satisfacción el exclusivo derecho que en mi
lisonja creo tener a cuando a ti pertenece o de ti sale. Pero bien cafre pago
mi curiosidad, y Bering lágrimas, me
cuesta; que solo hallo en ella una circunstanciada relación de
nuestros tráficos sucesos. Con moviese excesivamente mi espíritu,
y apréciame superfluo hablar allí (para consolar a tu amigo de alguna pequeña
desgracia) de nuestros infortunios. ¡Que reflexiones hizo! Ya el tiempo borrabas
en algún modo de mi memoria lo acerbo de nuestras penas, y habiéndolas visto
escritas de la mano, las sentí en lo íntimo de mi corazón. Represándose de
nuevo a mi imaginación cuanto por mi haz sufrido: cuantos envidiosos te han granjeado
tú merito…en fin, mi memoria nada Perdomo del amargo recuerdo de nuestras
desdichas.
La relación que haces a tu
amigo está escrita con tanta energía y sencillez, que ha faltado poco al leerla
para ahogarse de dolor; y hubiera tenido gusto en volverla borrada con lagrimas,
si hubieran tardado más en arrancaría de
mis manos.
No dejes por eso de escribimos
fielmente cuando lo suceda, por triste y doloroso que sea: que si es verdad que
la apenas comunicadas se alivian, me, las tu ya te serán menos pesadas. No te
sirve disculpa querer escuchar mi llanto, porque tu silencio me seria mucho más
costoso aun. Acuérdate de mío; no olvides mi ternura ni me felicidad: piensa
que te amo frentalmente, aunque me esfuerzo algunas voces para no arte. Más,
¡que blasfemia! ¡No marte! Esta idea me estremezco; me siento con deseo de
borrarla de papel… en fon, concluye, esta carta, Abelardo mío, diciéndote
adiós, tu…Eloísa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario