Llega un momento en la vida, donde has encontrado tu punto de felicidad, ese punto que te lleva al lugar donde perteneces. Pero la vida da tantas vueltas que, de repente e insólitamente te lleva muy lejano a ese punto, que con mucho trabajo has de descubrir para lograrlo tener.
Te das cuenta que tu punto estaba conformado por todo lo que necesitabas, todo lo que te hacia feliz, pero algún día llega el momento de separarte de ese punto, la circunstancias que se llevan al conocer a alguien para amar, te lleva a la locura, que no la llegas a comprender en ese momento, sino cuando ya ha concluido el amor.
Eloísa, amada mía tu eres ese punto para mí, entiendo que nuestro amor no puede salir a flote, no puede continuar, pero dime que ¿Qué hago yo? Me he enterado de la noticia, que estás embarazada, yo anhelo poder tocarte una vez más, deseo con un inmenso querer poder acogerte, protegerte, cuidarte, respetarte, amarte.
Me han transferido a un convento donde me han prohibido que te vea, no se si pueda aguantarlo amada mía, cada día nuevo me pregunto que será de ti, pero sé que la respuesta nunca llegará a ser respondida.
Amor mío, no me rendiré a ti, a nuestro amor, ni a nuestro bebé. Sé que lo que hicimos no fue correcto pero tengo la esperanza que algún día la gente logrará comprendernos, lograrán cambiar sus paradigmas hacia nosotros, quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que he hecho a tu lado más sin en cambio ahora valoró más ese amor que me dabas que llenaba cada espacio dentro de mí, valoró cada día a tu lado, valoró cada clase que partía a tu lado.
Perdóname amor, sé que tu tío te ha llevado a otro convento lejano de esté, pero sé que ahí te mantendrán a salvo, solo te pido que te cuides y que nunca olvides que extraño cada día más.
Te amo
Abelardo.
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