lunes, 26 de noviembre de 2012

Aylin Paulina Rojas Barrera 510

CARTA DE ELOISA Y ABELARDO.
 
 
 
Tú, esa persona ideal, que creí nunca encontrar.
Ese hombre que me hace sonreír, el que cuida de mí, que me permite soñar una vida con él. Sabes que llegó la luz a mi vida, una nueva esperanza de encontrar el amor, la guía de mi destino.
Eres tan capáz de robar mi corazón, con esas lindas miradas que se sienten en el alma, llenas mi soledad y borras las tristezas con tus besos.
Es por eso que te pido no te alejes más de mí, por que te extraño y te necesito, comprende que nuestro amor no ha acabado, luchemos juntos con un mismo fin.
Recuerdo aquel día en que te ví, todo parecía tan normal pues nunca imaginé lo que contigo yo podría pasar. A tu lado me siento segura, porfavor no te vayas de mí.
Fue poco el tiempo que estuve junto a tí, pero con eso bastó para saber todo de tí.
No puedes irte así, debes dar una explicación por que yo no acepto el final de nuestra historia.
Te amo y te amaré por que en tí encontre lo que es el amor a primera vista.



Evidentemente, en los amores entre Abelardo y Eloísa no se guardaron los cánones reinantes en el amor cortesano: "las realidades del amor no son sublimadas hasta las alturas del amor platónico; el amor físico de la criatura no conduce al amor del creador; la dama no es aquí la reina, sino la esclava". No se trata de la expresión clásica del amor. Son amores más bien salvajes, atormentados por los conflictos entre la fe y la pasión. Nada hay de idealización en estos amores, todo es humano

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